Muchos hombres pensarán lo mismo que escribió Alejandro Tapia en «La hoja del yagrumo»: «La mujer es yagrumo -cuya hoja aleve- al más ligero soplo, se cambia en breve».
Esta cita hace alusión a la hoja del árbol de yagrumo, que unas veces se ve verde y otras blancas, según le dé el viento. El árbol de yagrumo es representativo de la zona intertropical americana que se extiende desde México hasta América del Sur, incluyendo las Antillas. Según el Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico, la palabra «yagrumo» es un indigenismo que también se conoce como «grayumo».
Una de sus acepciones indica que es un árbol que crece hasta veinte metros, de hojas grandes, verdes por encima y blancas por debajo. Una segunda acepción, que se deriva de ese doble color de la hoja, es: persona que hace dos caras, falsa, inconsistente o hipócrita. Es por esto, que una persona que » es como la hoja de yagrumo» es aquella que cambia de parecer e ideas fácilmente o que actúa de dos maneras distintas.
El uso de la expresión «ser como la hoja de yagrumo» se conformó en los tiempos del campesinado puertorriqueño puesto que, de la observación de la naturaleza, los campesinos derivaban una gran cantidad de dichos muy imaginativos y de gran creatividad, (Los que dicen !ay bendito!, 2000)
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