-Deja la vagancia, y ponte a trabajar.
-¡Y dale que es tarde! ¿Tú vas a seguir?
La frase indica malestar e impaciencia ante la insistencia y machaconería.
Según “Los que dicen ¡ay bendito!”, con el verbo “dar” se construyen expresiones de carácter intensificativo y a veces reiterativo, que tienen en común la molestia producida por la terquedad de insistir en una acción o en un tema, como la que se emplea en el habla general: “dale que dale”.
En Vieques, recoge Ricarda Carrillo la variante “dale, Juana, al canasto”, que define como: “…cuando alguien insiste en una cosa hasta molestar”, cuyo equivalente lo oíamos en Granada hace varias décadas: “dale al ajo, Mariana”. Ambos tienen elementos en común y sus orígenes deben remontarse a hechos y personajes locales o del acervo popular.
De carácter general, encontramos en el Diccionario de la Real Academia Española el equivalente “dale que te pego”, que se emplea para reprobar con enfado la obstinación o terquedad.
Agradecemos a Osvaldo Román por sugerirnos esta frase.
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