A las tres y cuarto de la madrugada, José Juan estaba comiéndose un cable en su casa. De repente, escuchó: ¡ASALTO! Se asomó por la ventana y comprobó que era una trulla que le habían llevado sus amigos.
“Los que dicen ¡ay bendito!” registra la frase “comerse un cable” con el significado de “aburrirse”. Las generaciones puertorriqueñas más jóvenes la utilizan como sinónimo de estar enzorrao; pero, para las personas de mayor edad, también puede significar: “pasar apuros económicos, estar a dos velas”.
Por su parte, la procedencia del término “trulla”, según el Dr. Alberto Morales, se puede explicar de esta manera: “Entonces las familias no celebraban a Santa Claus, sino al Niño Dios, y pasaban la Navidad visitando ‘altares’. Las patrullas de la policía acompañaban a los vecinos que iban de casa en casa caminando largas distancias de noche. De allí viene la palabra “trulla”, porque los vecinos iban con la “patrulla” a visitar los altares cantando aguinaldos al Niño”.
Se puede definir “trulla” con las palabras que dicta el “Diccionario de literatura puertorriqueña”: durante la celebración de las Pascuas navideñas y de las fiestas de Reyes, muchos puertorriqueños organizan trullas o parrandas para ir cantando aguinaldos de puerta en puerta y solicitando bebidas y manjares propios de esta época. No pueden faltar en estos asaltos navideños los panderos, el cuatro, el güiro y las maracas.
Dar un asalto o una parranda son variantes utilizadas en Puerto Rico para trullar, y en México un sinónimo de trulla es posada.
Según el DRAE, “trulla” es: turba, tropa o multitud de gente. El etimologista Joan Corominas documenta este término desde 1588 y sugiere un origen para el mismo: del latín “turbula”, que significa pequeña multitud, pequeño tumulto.
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