-Mijo, súbete al palo y túmbame un mamey.
-¡Mami, con la boca es un mamey! Tú no ves que están altos.
Como se puede observar en las oraciones anteriores, el vocablo “mamey” tiene múltiples acepciones en el dialecto boricua. Pero, antes de explicar sus significados, es importante destacar que esta palabra es de origen taíno, aunque se utiliza en muchas partes de América Latina.
Según el DRAE, el “mamey” es un árbol americano de la familia de las Gutíferas, que crece hasta 15 metros de altura, con flores blancas, olorosas, y fruto casi redondo, de unos 15 centímetros de diámetro, de corteza verduzca, flexible y delgada, que se quita con facilidad. Tiene pulpa amarilla, aromática, sabrosa, y una o dos semillas con forma de un riñón de carnero. Según el Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico, algunos botánicos creen que esta fruta fue parte de la dieta de los indios, por lo cual se cultivó cuidadosamente.
Por otro lado, la palabra “mamey” puede referirse a un empleo lucrativo, fácil de hacer. De ahí, el dicho “hartarse de mamey”, que no es otra cosa que aprovecharse de beneficios. En cuanto a “vivir del mamey”, se define como vivir del presupuesto del Estado, de un empleo público, vivir del cuento, de buenas entradas o de un trabajo fácil.
También existe el dicho “con la boca es un mamey”, que se refiere a la cosa que, aparentemente, es fácil, pero no lo es. O sea, una cosa que es más fácil para decir que para hacer. Asimismo, el dicho puede referirse al acto de hablar mucho y no hacer nada. Una variación de corte más vulgar es “con la boca es un mamey, con el culo es un petardo”.
El último dicho a discutir es “¡qué mamey!” que, según “Los que dicen ¡ay bendito!”, es una exclamación irónica que destaca la facilidad con que se hace o se consigue algo. Este dicho parte de una analogía con el fruto de mamey. De manera que pelar un mamey es tarea, además de fácil, agradable y gustosa. Se puede decir, por ejemplo, que hacer un emparedado es un mamey si lo comparamos con otras recetas que requieren mucho más tiempo, trabajo y atención.
“¡Qué guame!” es otra variante muy conocida; puede presumirse que, por su parecido con “guamá”, se trata de una alteración vocálica del final de dicha palabra. Asimismo, “¡qué guiso!” y “¡qué ñame!” se emplean con igual intención. Todos estos dichos tienen en común la utilización de alimentos apetecibles, además del tono irónico con que se señala lo fácil que ha sido el logro.
Un equivalente de estos dichos en el español peninsular es “¡qué chollo!, que, según el DRAE, es una cosa apreciable que se adquiere a poca costa o con poco trabajo.
Agradecemos a Stephanie Pérez por sugerirnos la palabra de hoy.
Imágenes de: strangewonderfulthings.com, franguillen.com y mis-recetas.org
****OJO*** EL ARTÍCULO ES SOBRE EL MAMEY PUERTORRIQUEÑO, PERO LA FOTO MUESTRA MAMEY SAPOTES.
COMO ELLA DESCRIBE EL MAMEY: fruto casi redondo, de unos 15 centímetros de diámetro, de corteza verduzca, flexible y delgada, que se quita con facilidad. Tiene pulpa amarilla, aromática, sabrosa, y una o dos semillas con forma de un riñón de carnero
NO ES NADA A COMO ES LOS MAMEYES SAPOTES EN LA FOTO.
*EL MAMEY SAPOTE ES OVALADO CON UNA PUNTITA EN LA BASE, LA CORTEZA ES MAS OSCURA Q LA DEL MAMEY BORIKUA Y MUCHO MÁS FLEXIBLE Y MÁS RUDA, LA PULPA ES ROJIZA Y LA SEMILLA ES GRANDE Y NEGRA BRILLANTE CON FORMA OVALADA Y PUNTIAGUDA. MIENTRAS Q EL MAMEY BORIKUA TIENE 3 SEMILLAS MEDIANAS COLOR MARRÓN.