Artículos lingüísticos

La “r arrastrá” no es un problema

Por: Gabriela Ortiz Díaz

“R con r cigarro, r con r marfil, rápido corren los carros detrás del ferrocarril”. En este trabalenguas abunda la “r”. Por esto, al recitarlo se practica la pronunciación de este sonido, uno de los que más difícil se les hace aprender a pronunciar a los hispano-hablantes cuando son pequeños.

Si la “r arrastrá” protagoniza la lectura de este trabalenguas, no pienses que incurres en un error. Mejor, piensa que eres hablante del español puertorriqueño y que evidencias un rasgo distintivo de este dialecto.

La investigación desarrollada por Hammond (1987) establece que, aunque el español de esta isla comparte una serie de características fonéticas con otros dialectos del Caribe insular, la frecuente realización posterior, es decir, velar o uvular del fonema sistemático /R/, constituye un importante rasgo capaz de distinguir la pronunciación del español puertorriqueño. Cada sonido que articulan los hablantes tiene unas características fonéticas: el punto de articulación, modo de articulación y la vibración de cuerdas vocales. Según el sistema normativo, y respondiendo a esas características fonéticas, la “r” se cataloga como un fonema alveolar, vibrante múltiple y sonoro. En otras palabras, la norma en la lengua castellana es articular una “r” con esos rasgos; la “r” que no responda a ellos, estaría fuera de la norma, pero no incorrecta. La “r arrastrá”, cuyo término correcto es R velar o posterior se diferencia de la normativa porque al articularla, el hablante cambia el punto de articulación y en vez de ser alveolar, (alveolos- órgano localizado justamente detrás de los dientes superiores delanteros) se convierte en velar (velo- órgano posterior al paladar de la boca). Véase imagen al fondo adjunta.

Esta manifestación lingüística ha sido objeto de estudio para muchos investigadores, empezando por Tomás Navarro Tomás (1948). Más recientemente (1987- 1999), otros lingüistas han usado en sus estudios las observaciones de Navarro Tomás y, al igual que él, han determinado que la realización de la r velar es “bastante común en el habla informal y relajada de muchos hablantes puertorriqueños de todas las distintas clases sociolingüísticas”. Además, que este sonido “ocupa más de la mitad de la isla, con áreas dominantes en el noroeste y en el sudeste”.

¿Por qué este sonido se evidencia más en algunas áreas de Puerto Rico que en otras?

Existe un debate sobre este asunto. Por un lado, en el libro “Dialectología Hispanoamericana” (1988) se indica que ha de existir una correlación entre la incidencia de este fenómeno y el factor diastrático o social. En este caso, se establece que las variables sociales como localización geográfica, clase social, nivel de educación, género y edad inciden en la manera en que los hablantes puertorriqueños articulan la “r”. No obstante, Navarro Tomás (1948) parece negar la existencia de tal correlación: “En realidad, todas las variantes de ‘r’ conviven en todos los pueblos sin que sea posible establecer entre ellos una división clara. Personas de la misma clase social y hasta de la misma familia pronuncian la ‘r’ de diferente manera”.

Para afirmar que la velarización de r es a causa de factores sociales, Alers Valentín (1999) hizo una investigación entre los pueblos de Isabela a Mayagüez en la que concluyó que: 1) En los participantes de clase social alta nunca se registró este fenómeno; 2) En la clase social media, apareció en un 64% de los casos; 3) Entre los participantes de clase baja se evidenció el fenómeno en un 88% de las personas estudiadas. En cuanto al género, los hombres (62%) de la zona geográfica estudiada presentaron mayor tendencia de velarización que las mujeres (45%). Por último, el estudio reveló que “la incidencia de este fenómeno se incrementa según aumenta la edad de los informantes, al punto de que entre los hablantes mayores de 61 años ocurre la velarización en casi la totalidad de las realizaciones”.

Este último dato generacional nos lleva a ligar la explicación sociolingüística con la histórica. Otra posible explicación sobre el por qué de la mayor incidencia de velarización en ciertas áreas del país es la que arrojó Navarro Tomás. Según este, el arahuaco taíno poseía el sonido velar /j/, registrado en palabras como “bejuco” y “jagüey” que datan del 1520 y 1537, respectivamente. Este sonido velar ocurría en los mismos contextos gramaticales que la R velar: entre vocales y al inicio de palabras. La hipótesis de Navarro Tomás indica que ese sonido (/j/) lo heredaron los jíbaros puertorriqueños y lo transformaron en la R velar. Esto se podría afirmar porque casi todos los estudios de este fenómeno concuerdan en que la velarización ocurre con mayor frecuencia y vitalidad en la zona rural, lugares donde mayormente se asentaron los jíbaros. Así, el sonido velar aparece con más frecuencia “en las regiones montañosas del centro de la isla y la parte oeste, sobre todo en Mayagüez, Hormigueros, Cabo Rojo, Maricao, San Germán y Sabana Grande”.

Lo cierto es que este fenómeno está muy estigmatizado en Puerto Rico y es muy común asociarlo con baja escolaridad y con “gente de campo” (expresión utilizada con tono despectivo). Se debe insistir en que esa concepción de la velarización de la r quede atrás y se establezca la noción de que es, simplemente, un rasgo distintivo de nuestro dialecto boricua.

A juicio del profesor de lingüística y catedrático de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Luis A. Ortiz López, lo único “malo” con el fenómeno es que no es la pronunciación establecida por el sistema. “Hay un estigma alrededor de la R velar porque rompe el paradigma del sistema. Lo conservador es lo que tiene prestigio y está considerado correcto. No hay nada malo con ese sonido y ningún dato objetivo que lo desmerezca, solo subjetivos como que es feo y desagradable”, dijo Ortiz López. “No se puede exterminar porque es un rasgo fonético y no una anomalía física”, insistió. (Este último párrafo se extrajo de: http://www.primerahora.com/noticias/puerto-rico/nota/sonmuchoslospuertorriquenosquearrastranlar-290824/)

Fuentes consultadas:

  1. Alers Valentín, Hilton. La R velar en Puerto Rico: a 50 años del atlas lingüístico de Tomás Navarro Tomás. Horizontes, 41: abril, 1999. p 189-210
  2. Hammond, Robert M. El fonema “r” en el español de Puerto Rico: un estudio sociolingüístico. Revista de Estudios Hispánicos, núm. 14-15; 1987: p 179-194

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Imagen obtenida de: roble.pntic.mec.es

5 comentarios en “La “r arrastrá” no es un problema”

    1. Saludos, Noel:

      Agradecemos su apoyo y nos sentimos honrados de poder aportar a nuestra cultura y sociedad.

      Le contamos que, luego de un tiempo inactivos, hemos retomado las publicaciones en el blog, esta vez con mayor ánimo y deseos de educar y compartir con los usuarios. Le incluimos el enlace de la más reciente publicación, que trabaja algunas palabras y frases que pueden utilizarse durante un día de verano en la isla.

      https://dialectoboricua.com/2015/07/01/palabras-y-frases-boricuas-en-un-dia-de-verano/

      Agradecemos su visita a este espacio, y nos sería de gran ayuda que comparta nuestros contenidos con sus amistades. También, tenemos nuestras páginas en Facebook y Twitter.

      ¡Porque hablar en puertorriqueño nos identifica!

      1. Hablar en puertorriqueño callejero nos identifica,pero también nos degrada y se burlan de nuestro hablar en otros lugares.Hay una tendencia a pronunciar en los medios de comunicación la doble r como una sola r. Ej.:Mayté Peroni en lugar de Mayté Perroni.Tenemos demasiados anglicismos innecesarios en nuestro hablar y utilizamos la sintáxis inglesa y francesa en lugar de la sintáxis española y también una pronuncición inglesa.ej.:guiga por giga{jiga},eventualmente por finalmente(hay demasiados calcos).Lo peor es que no es sola de los menos alfabetizados,pues también está fuertemente arraigado en las clases profesionales y en los medios de comunicación.

  1. O Dios, la «r» arrastre o velar es sin duda de la masa inculta. Lamentablemente al pasar de las decadas e la isla vienen a ser la mayoria y a participar en la «media» haciendose percibir como la norma. Esto ocurre debido a las multiples crisis economicas que han hecho salir a la clase educada. Pero somos millones los que no decimos arrrrroh.

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