Artículos lingüísticos

Dinga y mandinga y el habla popular del mulato de fines del siglo XIX

Ensayo por: José Alejandro González Renovales

“Jaló, Jaló… Con quién hablo? Ej acaso la centrá?” Estas palabras bien podrían escucharse en una llamada recibida a las 3:54 de la tarde al celular de mi abuela. Sin embargo, es un fragmento del poema Comunicación Telefónica, del escritor carolinense Fernando Fortunato Vizcarrondo. En su poemario Dinga y Mandinga, publicado en el 1942, Vizcarrondo se centra en los temas raciales, las vivencias del negro y el folklore. Uno de los rasgos distintivos de esta obra es la oralidad. Muchos de los poemas reflejan la forma de expresarse del mulato del siglo XIX. Y hablar de expresión, es hablar de lingüística. Al examinar el léxico, las estructuras y la fonología, podemos afirmar que muchos de estos elementos siguen vigentes en el habla del puertorriqueño del siglo XXI.

Comencemos con el vocabulario. Dentro del mismo, encontramos palabras de origen africano. Los africanismos son uno de los componentes léxicos que más se aprecian en la obra de Vizcarrondo. El “bembe”, refiriéndose a los labios gruesos del negro, es un ejemplo.  No es lo mismo que “bembé”, que significa fiesta o “pari”, utilizando un anglicismo más frecuente. Y obviamente, decir “pari’ es decir que comenzó la “bachata”. Otro ejemplo es “tongonear”, que significa mimar, principalmente a bebés.

 No podría faltar el ritmo, que es otra de las características de su obra. Entre esos ejemplos tenemos “bongó” que es un tipo de tambor pequeño muy común en la música afrocaribeña. Por supuesto, debemos hablar de nuestros géneros típicos como la bomba y la plena. No podría faltar el “candombe”, o como se dice coloquialmente el “bailoteo”. Y hablando del folklore, tenemos que mencionar una de las tradiciones más representativas del afrodescendiente puertorriqueño, el “baquiné”, un velorio de carácter religioso-festivo de un niño pequeño.

En tercer lugar, tenemos expresiones coloquiales como los modismos o los refranes. Entre las frases idiomáticas que requieren de interpretación para ser comprendidas, encontramos la siguiente: “Yo tengo el pelo de caíyo”. El autor, a manera de desafío, utiliza una expresión que nombra de manera despectiva al cabello rizado. “Biene ejmongao” es otro modismo. El mismo se refiere a cuando una persona está débil. Entiéndase “hecho leña”. Y sin lugar a duda, tenemos que hablar del título del poemario, Dinga y mandinga, que alude al refrán que dice: “El que no tiene dinga, tiene mandinga.” Este significa que todos los puertorriqueños, sin importar el color de piel, tenemos raíces africanas.

Por último, hablemos de la fonología. Un aspecto característico de la obra de Vizcarrondo es una escritura que se apega más a los sonidos del habla coloquial que a la ortografía dictada por la Academia. En el verso “Muchacho, tu ejtá embrujao;…”, se refleja la omisión o elisión de la “d” intervocálica. Si no, que le pregunten a Bad Bunny. Otro fenómeno recurrente es la lateralización de “r” o lambdacismo. Esta consiste en intercambiar las “r” por “l”. ¿“Velda” que lo hacemos mucho? Es evidente en versos como “Salú, Helnándej, helmano.”  Sin embargo, el fenómeno que encontramos con mayor frecuencia es la aspiración de la “s” al final de la sílaba. Esto quiere decir que el sonido de la “s” se debilita y se pronuncia de manera sutil, como ocurre en el siguiente verso: “Loj lábioj loj tiénej fínoj…” ¿Ejtamoj claro con el concepto?

En resumen, podemos concluir que la obra de Vizcarrondo se distingue por el uso del lenguaje cotidiano del mulato puertorriqueño decimonónico. El vocabulario, las expresiones y los rasgos fonológicos presentes en su poemario encuentran eco en el habla del puertorriqueño actual. El escritor utiliza el lenguaje como otra manera de celebrar nuestras raíces afrocaribeñas. Y esto es especialmente significativo, porque, como decía el distinguido profesor Isabelo Zenón: “La lengua es lo más cerca, que tiene el hombre de la cultura.” Esto me provoca mucha admiración, ya que son poetas como Vizcarrondo, Luis Palés Matos, Julia De Burgos, Mayra Santos Febres y Yolanda Arroyo Pizarro quienes han levantado su voz en una sociedad en la que el racismo aún persiste. Por dicha razón, Dinga y Mandinga sigue tan vigente en nuestro quehacer literario, y con mucho orgullo afirma: “Soy prieto y no me abochojno…”

Este ensayo fue escrito por José Alejandro González Renovales, estudiante de escuela superior en la Escuela Luis Llorens Torres de Juana Díaz. José es el Presidente del Club de Literatura, y representante estudiantil ante el Consejo Escolar. Me impresionó muchísimo su interés por el Dialecto Boricua, y su enfoque en los africanismos; además de su excelente ortografía, gramática y don de comunicar. Es un honor para mí compartir su trabajo a través de este espacio. 

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